El aclamado resurgimiento de God of War en 2018 se centró en Kratos, nuestro veterano protagonista, y lo convirtió en el centro de una historia que lo redefinió como personaje jugable y fuerza narrativa. La esperadísima secuela, God of War Ragnarök, repartió su atención entre Kratos y su hijo Atreus.
Aunque, con este cambio, el juego siguió el camino natural, para los desarrolladores de Santa Monica Studio (SMS) fue todo un reto dejar atrás al protagonista con el que llevaban casi veinte años trabajando para crear un personaje jugable nuevo cuyas motivaciones impulsaran la historia.
Este proceso tuvo dos vertientes principales: por un lado, concebir a un Atreus más independiente, capaz de actuar por iniciativa propia y, por otro lado, reinventarlo como personaje jugable con habilidades individuales que fueran consistentes con su personalidad y la jugabilidad que ya se espera de God of War.